A pesar de que este sistema albergaba a criminales de todo tipo, el Gulag se ha conocido principalmente como el lugar para encarcelar a prisioneros políticos y como un mecanismo de represión a la oposición política al Estado soviético.
Literalmente, «Gulag» es un acrónimo para denominar a la Dirección general de Campos de Trabajo, con el tiempo, y según explica la escritora Anne Applebaum en su libro Gulag.Aunque la encarcelación de millones de personas fue reportada en fuentes contemporáneas, el nombre Gulag se hizo conocido en Occidente únicamente tras la publicación en 1973 de Archipiélag Gulag, de Alexander Solzhenitsyn, que comparó los dispersos campos con una serie de islas.Las instalaciones de los distintos tipos de campos de detención fueron levantadas a partir de 1918, como una extensión reformada de los antiguos campos de trabajo (katorgas), que estuvieron operativos en Siberia como parte del sistema penal en la Rusia Imperial.
Los dos tipos principales fueron los «Campos de propósito especial de Vechecká» (особые лагеря ВЧК), y los campos de trabajo forzoso (лагеря принудительных работ).
Fueron instalados para varias categorías de personas consideradas peligrosas para el Estado: para delincuentes comunes, para prisioneros de la Guerra Civil Rusa, para oficiales acusados de corrupción, sabotaje y malversación, para varios enemigos políticos y disidentes, así como antiguos aristócratas, hombres de negocios, terratenientes, obispos y sacerdotes de la Iglesia Ortodoxa Rusa.En 1931–1932, el Gulag tenía aproximadamente 200.000 prisioneros en los campos. En 1935 aproximadamente 800.000 prisioneros en campos y 300.000 en colonias (media anual), y en 1939 cerca de 1,3 millones en campos y 350.000 en colonias. Durante la Segunda Guerra Mundial, la población del Gulag descendió bruscamente, debido a la liberación de cientos de miles de prisioneros que fueron reclutados y enviados directamente a las líneas del frente (con frecuencia en batallones de presos, que fueron enviados a las batallas más peligrosas y experimentaron unas tremendas tasas de bajas) y a un excesivo incremento de la mortalidad en 1942–1943. Debido a que el gobierno soviético permitió el resurgimiento de la Iglesia y canceló la campaña ateizante, para atraer al pueblo creyente a la lucha contra Alemania, los obispos y sacerdotes también fueron liberados del Gulag para bendecir públicamente a los batallones del Ejército Rojo.
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